jueves, 30 de julio de 2015

La dignidad femenina a escena

Si algo ha defendido Masters of sex desde un primer momento es el papel activo de la mujer en el acto sexual, ya sea en el propio acto o en todo lo que le rodea, desde las circunstancias que propician su llegada desde el conocimiento de dos personas hasta el respeto mutuo necesario. Esta idea básica en el estudio en torno al cual se erige la serie ha servido ya en numerosas ocasiones como contexto o metáfora de la “emancipación social” de la mujer o, al menos, de la igualdad a todas luces que merece y ha ido conquistando en derechos civiles.

En este episodio, ambientado cincuenta años atrás, contemplamos una injusticia vigente hoy en día como es la carencia de estos principios de igualdad en la educación y comportamientos de los más jóvenes. No olvidemos que los años de instituto son lo más parecido a una jungla por lo que pasa el ser humano. A lo largo de la temporada nos advierten continuamente que los personajes de los hijos de los protagonistas son ficticios y ahora esta aclaración cobra todo el sentido. Sin adelantar nada diré que nos encontramos ante una de las escenas más desagradables de la serie, impactante y que revuelve  innumerables sentimientos interiores. Somos testigos de un ataque a la dignidad femenina que tristemente sigue hoy en ocasiones vigente. La hija de Virginia se encuentra en una situación en la que no sabe cómo actuar, no le resulta fácil pedir ayuda y sufre lo indecible siendo hija de quien es.

Por otro lado, la trama central nos coloca en que, tras el completo éxito de crítica y relativo de ventas del libro del estudio, Virginia y Bill se encuentran en la necesidad de hallar un inversor que sirva de plataforma comercial. El profesor prefiere que se use como libro de texto en universidades, pero Virginia está abierta a otras posibilidades. El resultado es la reaparición de uno de mis personajes favoritos de la serie, no diré quién es, y una breve intervención en una reunión de un joven Hugh Hefner.
Debo decir que no estoy contento del todo con la representación de éste último. Todos conocemos su labor en la industria pornográfica impresa, pero centrarse sólo en eso es quedarse más que escaso. Hace no mucho vi un documental en Canal+ en el que feministas de la época defendían su labor en la lucha por los derechos de la mujer o de gente de cualquier raza. Personalmente, al igual que me resulta desagradable cuando la mujer no es igual que el hombre en cualquier aspecto como he dicho antes, considero que la exhibición de un cuerpo ya sea masculino o femenino dirigido a mujeres, hombres, heterosexuales u homosexuales es un derecho y un trabajo, y no una mera “cosificación” de la persona. Me parece que en Masters of sex ya se ha visto que cualquier tipo de sexismo está en los ojos del que juzga y no en lo que se hace, siempre que se haga de manera libre, una foto erótica no tiene por qué denostar la dignidad femenina o masculina. De ahí mi desacuerdo con la banalidad que muestra “Hef”.

Ese es el único punto negativo que doy al episodio además del hecho de que entre temporadas pasen un montón de años y los hijos crezcan pero los protagonistas se mantengan igual de jóvenes. Yo quiero saber cuál es su secreto. No añadiré como punto negativo la extraña subtrama en la que se mete Lizzy, mujer de Bill, ya que termina afectando más a éste, y el comportamiento extraño de ella no sé si colocándose fuera o dentro de roles preestablecidos quizá cobre más sentido más adelante.


De todas formas estoy deseando ver el próximo capítulo ya que en ciertos aspectos esta temporada supera a las dos anteriores (a la segunda sin duda alguna).

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