Comienza el episodio cuando escuchamos esos sonidos tan extraños y
modernos obra del brillante Cliff
Martínez y nos retrotraemos involuntariamente al contexto al que nos
quieren llevar, a la anterior temporada.
El primer episodio de esta
temporada no tiene esas escenas de presentación tan extremas como la primera
–el consumo de drogas del Dr. Thackery en el coche de caballos, el suicidio de
su mentor…-, esto es una continuación del punto en el que quedó el último capítulo.
Bueno, ha pasado algo de tiempo. Thackery
sigue internado pero más adicto que nunca. El Dr. Edwards ocupa su lugar como jefe de cirugía temporal aunque
está claro que el consejo no lo quiere como permanente, Lucy escribe a Thackery esperando su regreso mientras intenta calmar las aguas con un despechado
Bertie y Gallinger se niega a
regresar al hospital como subordinado de Edwards sino que espera que
regrese Thackery y decide poner remedio a la situación.
Volvemos a ver un drama social, un testimonio de una época
a través de la medicina. Es refrescante ver a través de lo que ocurre en un
hospital los cambios sociales en lugar de culebrones como estábamos bastante
acostumbrados. Steven Soderbergh en
su personalísimo proyecto para televisión con la ayuda de los guionistas Jack Amiel, Michael Begler y Steven Katzan, vuelve a dirigir todos los episodios de esta temporada. Es todo un lujo que gracias a esfuerzos de cineastas como éste
se mantenga como pueda la llamada era de oro de la ficción televisiva, y es
que Soderbergh pone toda la carne en el asador.
Los conflictos vuelven a ser los
mismos, tanto socialmente con el racismo
como claro problema principal, como entre los personajes y sus demonios
internos. Según declaraciones de André
Holland que interpreta al Dr. Edwards, la
primera temporada quedará como un drama romántico en comparación con la segunda.
No tengo yo muy clara esa afirmación, pero sí que parece que la ciudad de Nueva York con su desarrollo (ya hemos visto la
primera ambulancia motorizada de la ciudad) tendrá un papel más protagonista en la trama, y es que su evolución
puede dar mucho juego. Por ahora ya tenemos a un montón de inmigrantes chinos
retenidos en el puerto por peligro de peste bubónica y, en otro contexto, no
olvidemos que el hospital pretende
trasladarse a la parte alta de la ciudad, a una zona “más respetable”. Une
estos dos hechos el personaje de Cornelia
que ha regresado de San Francisco,
ha intentado llevar alimento a los inmigrantes retenidos entre los que se encuentra
un nuevo fichaje médico, y ha estado presente en el comienzo de las obras del
nuevo hospital donde se ha encontrado con Edwards dando lugar a un momento
tenso.
Se han anunciado ciertos cambios para esta temporada pero por ahora y para bien, todo, como
la dirección, interpretación, música, guiones, etc. siguen una continuación, lo cual para mí es una gran noticia.
Por último, al igual que he
agradecido la labor televisiva del señor Soderbergh, no tengo palabras para describir la actuación de Clive Owen en la
pequeña pantalla. He visto otorgar
Oscars por mucho menos de lo que le he visto hacer al señor Owen en tan
sólo este episodio. Vale la pena ver la serie tan sólo por su interpretación.
Podría contar muchas más cosas
del episodio ya que está lleno de carga social, emocional, interpretativa y de
guión, pero ni voy a contar todo lo que pasa, ni escribiré un artículo de
cincuenta páginas como el guión del capítulo. Lo único que puedo decir es: ¡Ánimo con esos nudos marineros Dr.
Thackery!
Eduardo Iribarren (@Eduarlittle)
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